Hay cosas que tienen que ser,
Que no dejan de intentar ser
Y que, por ende, acaban
siendo.
Yo no sé hasta qué punto soy
martillo y la música yunque,
Pero hay un bombo que baila en
mi mano,
Tres o cuatro cuerdas
costillares,
Una pianola,
Un cuarteto con suerte y
Un corazón que lleva ritmo
descompasado,
Absurdo,
Quizás inútil
o ilusorio;
Pero sujeta con fuerza
caballos ganadores.
Si los caballos menguan… jaque
mate.