Algunas noches imagino que
Nuestra Luna no es
Más que el cabezal de
Un gran clavo enorme que sostiene
Un mundo maravilloso; eterna gloria.
Entonces voy a por estas herramientas
Que guardo en algún bolsillo
De mis pitillos negros,
Me acerco poco a poco con el
microscopio
Al horóscopo,
Coloco el alicate
En Orión
Y comienzo a golpear el
cristal.
Sale, a consecuencia, un
airecillo gracioso
-Del microscopio mercúrico-
Acompañado de un montón de
festines y colores y flores coloreadas
Y lápices carioca con orejones
de menta poleo y un estallido en el párpado
Y una locura
Tan extremadamente irradiante,
Tan exorbitante,
Que llego a mojar los
calzoncillos
Del placer.
Y luego me baja el colocón
Y otra vez necesito darle al cristal.
¡Sólo un poquito!