Al canto silencioso
-como las abejas de
Neruda-
Del llanto estremecido.
En ti despierto,
Miguel,
Pasión agitada,
Terremoteada,
Eres furiosa espada que
agita mi mente.
Serio, como un león, peregrino
De los sueños rojos
En la España azul.
Hemos agotado todo el jugo de la vid
para reprochar tu viaje, ya estamos serenos.
A ti, blanquecino,
dirijo la mira
Y me convierto en el
camino
De tu rojo acabar.
Rojo fugitivo, azul
inquisidor;
Y tu garganta en la
mía
Zumbando como las
abejas
De Neruda, como las
mentiras
De Patria, como un
ruidoso tambor.
Miguel, Don Señor.