viernes, 31 de enero de 2014

A Don Miguel Hernández, poeta que atardece

Al canto silencioso
-como las abejas de Neruda-
Del llanto estremecido.
En ti despierto, Miguel,
Pasión agitada,
Terremoteada,
Eres furiosa espada que agita mi mente.
Serio, como un león, peregrino
De los sueños rojos
En la España azul.
Hemos agotado todo el jugo de la vid
para reprochar tu viaje, ya estamos serenos.
A ti, blanquecino, dirijo la mira
Y me convierto en el camino
De tu rojo acabar.
Rojo fugitivo, azul inquisidor;
Y tu garganta en la mía
Zumbando como las abejas
De Neruda, como las mentiras
De Patria, como un ruidoso tambor.

Miguel, Don Señor.